Un almacén frigorífico ofrece espacio para actividades
fantásticas. Tanto más si la corriente eléctrica necesaria
para el funcionamiento no cuesta prácticamente nada,
porque se genera a sí misma por medio de una turbina
hidráulica.
Está planificado el empleo de dos contenedores
frigoríficos de 12 m de longitud y la utilización de
tres escalas de frío (-24, 1, 12 grados C.).
Los siguientes sectores nos parecen muy prometedores desde el
punto de vista económico:
1. La construcción de una pequeña lechería para la elaboración de queso y yogurt.
2. La facilitación de espacios con la finalidad de elaborar carnes mediante el salazón, la fabricación de embutidos y el ahumado.
3. El almacenamiento de verduras, hortalizas y frutas para poder venderlas tras la época de cosecha.
4. El acopio de grandes cantidades de alimentos fácilmente perecederos, como por ejemplo el pescado, a precios ventajosos.
Junto a las posibilidades financieras vemos un provecho aún mayor en la creación de puestos de trabajo y en la divulgación de conocimientos técnicos.
La variedad de oferta en aumento es positiva para todas las capas de población y conduce a una mejora de la calidad, precisamente de gran importancia en el turismo.